Bergoglio, en el documento de Aparecida
Diario Clarín – Opinión- Por Víctor Manuel Fernández Arzobispo, Rector de la UCA
En la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano (Aparecida, 2007) el entonces cardenal Jorge Bergoglio aportó a la Iglesia su lucidez y su espíritu eclesial. Viajó esperanzado y preocupado. Muchos le decían que esta Conferencia podía resucitar el entusiasmo y la esperanza, pero sobre todo el sueño de una Iglesia latinoamericana con una identidad propia y un proyecto histórico marcado por la belleza del Evangelio y el amor a los pobres. Algunos decían que en la anterior Conferencia (Santo Domingo) la injerencia de la Curia vaticana había sido excesiva, y que el “fervor latinoamericano” había sido extinguido. El martes 15 de mayo los obispos eligieron a Bergoglio presidente de la Comisión de redacción del documento final. Estaba claro que él no había hecho ninguna campaña. Simplemente, muchos se sintieron cautivados por su lenguaje llano y sugerente, que transmitía esperanza, seguridad y ganas de trabajar hacia adelante.
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