A propósito del IV Encuentro de Oración por la paz
ECLESALIA, 21/11/11.- Los medios de comunicación generalistas no se hicieron eco del acontecimiento: el pasado 27 de Octubre Benedicto XVI convocaba en Asís el IV Encuentro interreligioso de Oración por la Paz. En la pequeña localidad italiana se dieron cita los líderes de las principales religiones mundiales, para orar y reafirmar el compromiso por la paz de todos los credos religiosos.
Sobre el inmenso palco montado delante de la iglesia de la Porciúncula pudimos ver sentados al Papa; a su derecha Su Santidad Bartolomé I, patriarca ecuménico de Constantinopla, y su Gracia Rowan Williams, primado de la Comunión Anglicana; y a su izquierda al rabino David Rosen y al profesor Wande Abimbola, portavoz de las religiones tradicionales africanas ifu y yoruba. También estuvieron presentes el patriarca de Constantinopla, Bartolomé I; el obispo Munib Younan, de la Federación Luterana Mundial; el líder shijk Tarunjit Singh Butalia; el representante del Patriarcado de Moscú, metropolita Aleksandr; el mulá Mohammed Zubair Abid; el metropolita Mar Gregorios, de los siro-ortodoxos de Antioquía; el taoísta Wai Hop Tong; el budista venerable Phra Phommolee; Tsunekiyo Tanaka por los sintoístas japoneses; la señora Betty Ehrenberg, del Comité Internacional Judío; el reverendo Setrui Nyomi de la Comunión Mundial de las Iglesias Reformadas; y el profesor mexicano Guillermo Hurtado en nombre de los no creyentes.
Ante las fotos del encuentro todas ellas plagadas de pobladas barbas y cabezas alopécicas, uno no puede dejar de preguntarse por qué la Divinidad, en cualquiera de las declinaciones institucionales allí presentes, “elige” sólo varones para representarla. Dejo al lector y lectora elaborar su propia respuesta.
Hans Küng afirma que “no habrá paz entre las naciones sin paz entre las religiones, y no habrá paz entre las religiones sin diálogo entre ellas”, a lo que yo añado: “no habrá paz hasta que las mujeres lideren las religiones y el mundo en igualdad de oportunidades que los hombres”. Ya conocemos la violencia que es capaz de generar la testosterona masculina, dejemos paso a la progesterona.
Los cristianos y cristianas sabemos que la paz vendrá de la mano de las mujeres, así nos lo anunció el ángel Gabriel y lo corroboró María de Nazaret en su Magníficat; así nos lo dijeron María Magdalena, Juana, María la de Santiago, primeras testigo de la resurrección.
El día en que la foto de un futuro encuentro de Asís muestre el rostro femenino de papisas, patriarcas, primadas, rabinas, lideresas…, habrá comenzado verdaderamente la era de la paz. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).
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