MENSAJE FINAL DEL CONGRESO DE TEOLOGIA DE LA ASOCIACION JUAN XXIII
Religión Digital (Jesús Bastante) 
“Los fundamentalismos están isntalados en las cúpulas de las religiones, de la economía y de la política”
“Se ha acabado el tiempo de los silencios”. Con esta rotunda afirmación, el millar de participantes en la última jornada del XXX Congreso de Teología de la Asociación “Juan XXIII” concluyeron sus reflexiones. A diferencia de otros años, con una creciente presencia de jóvenes y mujeres, tal vez llamados pr el tema, “de plena vigencia y actualidad”: Jesús de Nazaret. 
Los homenajes a Miret Magdalena y José María Díez-Alegría y el testimonio final de Jon Sobrino engancharon a los participantes, y dejaron huella en el mensaje final, que reivindica la creencia en un “Jesús liberador, compañero de viaje”, frente a otras presiones, como la que ha provocado la retirada de la orden franciscana de José Arregui, a quien se dirigió un mensaje de apoyo y solidaridad.
Han sido cuatro días de testimonios de las iglesias de América y África, de reflexiones sobre el papel de la mujer y los jóvenes, de música y oración, de diálogo interreligioso. De recuerdos a Romero o Ellacuría, pero también de miradas hacia el futuro, con la intención de continuar formando parte de la “sana disidencia” que supone sentirse seguidores de Jesús.
En su mensaje final, los participantes en el Congreso de Teología “reivindicamos, la figura de Jesús en la experiencia cristiana, como el objeto central de la fe y redentor de la humanidad”. Una figura “de plena vigencia y actualidad”, que se muestra entre los católicos, pero también en las demás confesiones cristianas. 
“Creyentes católicos, ortodoxos y protestantes, en una manifestación de ecumenismo activo, han expresado la dimensión de la fe en un Jesús liberador, compañero de viaje, con plena actualidad para un mundo que sufre la violencia, la discriminación, la intolerancia, los fanatismos, los abusos hacia las clases más desfavorecidas, el hambre… Un Jesús con frecuencia invisible pero que sigue estando próximo a quienes le invocan”.
Una Iglesia en la que la mujer esté presente “con un papel relevante”, el mismo que Jesús les ofreció. “Jesús de Nazaret -asegura el comunicado final- abre una puerta de esperanza y produce seguridad, respeto y dignidad a las mujeres en medio de una sociedad que con excesiva frecuencia la rechaza, y en la que los órganos de decisión y poder procuran someterla y convertirla en instrumento de placer o servicio, reduciéndola a un plano de subordinación con respecto al varón; todo lo contrario a la práctica de la lapidación o a la negativa a la ordenación de mujeres, considerada arteramente por la jerarquía como un grave delito, al mismo nivel que la pederastia”.
Un Jesús que también se encuentra con los jóvenes, a pesar de que cada vez son menos los que se acercan a las iglesias o aseguran compartir el mensaje lanzado por la estructura jerárquica. Jóvenes que también han lanzado un reto al congreso: “Es más importante hablar con los jóvenes que hablar de los jóvenes. Es una juventud comprometida con la fe más allá de tomar la religión como un simple club social”.
De cara al futuro, los participantes insisten en promover “la actitud dialogante, acogedora, pacífica y respetuosa de Jesús ante los disidentes, adversarios e incluso enemigos”. Esto, en opinión del Congreso, “constituye la alternativa y el mejor antídoto frente a los fundamentalismos que resurgen con violencia y están instalados en las cúpulas de las religiones, de la economía y de la política. La voz de Jesús nos convoca a no olvidar el diálogo interreligioso como medio de aproximación y forma de resolver los conflictos ideológicos”.
“Revindicamos la hospitalidad como una de las actitudes fundamentales de Jesús de Nazaret que cuestiona en su radicalidad los comportamientos xenófobos y racistas de un sector importante de la ciudadanía y de algunos gobiernos europeos, que expulsan de su territorio a etnias y pueblos y enteros”, afirmó el mensaje, en una dura crítica a las políticas impulsadas por Francia contra los gitanos.
Finalmente, y junto al desafío de romper el silencio, los congresistas salieron a la calle asumiendo que “son tiempos de testimonio, de compromiso, de avivar la fe en Jesús de Nazaret, de seguir sus huellas, de hacer nuestras las demandas de servicio y solidaridad con los más deprimidos, de ayudar a implantar el Reino de Dios entre nosotros como reino de justicia, de paz, de libertad, de igualdad y de fraternidad-sororidad”. Toda una hoja de ruta.

EL CONGRESO DE TEOLOGIA SE SOLIDARIZA CON JOSE ARREGUI

“Nos parece antievangélico el comportamiento inmisericorde del poder eclesiástico”. “Apoyamos el derecho a la insumisión en el seno de la Iglesia siempre que se transgreda el espíritu del evangelio”. Queremos expresar nuestra solidaridad con Joxé Arregi en un momento doloroso de su vida en que se ha visto obligado a abandonar la Orden Franciscana, que ha dado enteramente forma a su ser, para recuperar su libertad y seguir viviendo el verdadero espíritu de San Francisco de Asís. ¡Qué contradicción!
2. José Arregi aceptó con humildad el silencio impuesto por la autoridad eclesiástica, pero se rebeló frente a la humillación de que fue objeto al ser acusado por el obispo de San Sebastián de ser “agua sucia”. Fue entonces cuando rompió el silencio para defender su dignidad, que había sido pisoteada.
3. Nos parece antievangélico el comportamiento inmisericorde del poder eclesiástico contra creyentes sinceros testigos de Jesús de Nazaret con su vida y sus enseñanzas, como es el caso de José Arregi.
4. Lejos de aplicar el bálsamo de la misericordia, de practicar el método del diálogo y de respetar el legítimo pluralismo, la jerarquía recurre a las sanciones y condenas, impone el pensamiento único, exige obediencia ciega, no permite el disenso ni la crítica y se comporta autoritariamente. Estas actitudes represivas demuestran la falta de libertad de expresión, reunión y asociación y la conculcación sistemática de los derechos humanos por parte de la jerarquía.
5. Rechazamos enérgicamente este modo de proceder autoritario y anti-democrático que lamentablemente viene siendo habitual en la jerarquía católica.
5. Coincidimos con Arregi en que “los dogmas y el magisterio no los puso Jesús”, que la Iglesia se ha tomado muchas libertades para contradecir a Jesús, que la idolatría de la doctrina nos amordaza y resulta anacrónica y contraria al evangelio.
6. Valoramos muy positivamente la actitud respetuosa, e incluso la generosidad, que ha demostrado Arregi ante el comportamiento represivo del actual obispo de San Sebastián, a quien llama hermano y le desea lo mejor y su compromiso de “seguir siendo franciscano, un simple franciscano sin hábito”.
7. Apoyamos el derecho a la insumisión en el seno de la Iglesia siempre que se transgreda el espíritu del evangelio, se ejerza la represión, se aleje de los pobres.


Jon Sobrino denuncia que el poder eclesiástico "ha traicionado a Jesús"
El congreso de teólogos reclama menos silencio y más testimonio y compromiso 
JUAN G. BEDOYA - Madrid - 13/09/2010 en EL PAIS

Jesús, el fundador cristiano, se alzó contra la casta sacerdotal de su tiempo. Los teólogos de la Asociación Juan XXIII lo hacen ahora contra el poder episcopal. Ayer lo confirmaron con un manifiesto en el que lanzan "un reto" a los creyentes en el nazareno crucificado cerca de Jerusalén hace algo más de dos mil años. "Se ha acabado el tiempo de los silencios. Son tiempos de testimonio, de compromiso, de avivar la fe en Jesús, de seguir sus huellas, de hacer nuestras las demandas de servicio y solidaridad con los más deprimidos, y de ayudar a implantar el reino de Dios entre nosotros como reino de justicia, de paz, de libertad, de igualdad y de fraternidad-solidaridad", proclama el mensaje final del trigésimo congreso de la organización.
a.. La resistencia de un testigo de mártires 

a.. La Juan XXIII pide a la jerarquía que respete la dignidad de las mujeres
El congreso tacha de "antievangélico" el castigo al franciscano Arregi
Poco antes, el jesuita Jon Sobrino había dicho en su lección de clausura que "la Iglesia ha traicionado a Jesús". "Esta Iglesia no es la que Jesús quiso. Esta es la idea que tengo ahora, viejo y medio ciego, en espera de la muerte", dijo a los congresistas. Más tarde, en la colecta celebrada durante la eucaristía aportaron 17.000 euros, que se destinarán a proyectos de solidaridad con África, América Latina y Asia.
El paraninfo del sindicato Comisiones Obreras en Madrid se quedó pequeño para acoger a los pensadores cristianos convocados por la Asociación Juan XXIII para reflexionar sobre Jesús de Nazaret. Se esperaba. Nadie como el fundador cristiano concita en la Iglesia católica tanto entusiasmo y tanta polémica, desde quienes subrayan su faceta humana, radical, valiente, combativa contra los poderosos, y los que lo prefieren como un ser supremo y divinamente pacificador. Gran parte de las sanciones de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que es como se llama ahora el viejo y siniestro Santo Oficio de la Inquisición, tiene origen en escritos sobre el famoso nazareno crucificado.
Para curarse en salud, el mensaje del congreso se inicia con una proclamación del Concilio de Calcedonia, del año 451. "Nos reafirmamos en la doctrina de que Jesucristo es perfecto en la divinidad y perfecto en la humanidad, verdadero Dios y verdadero hombre, por lo cual sus dos naturalezas, la divina y la humana, están unidas sin confusión".
Los teólogos funden así el Jesús histórico y el Cristo de la fe, pero no renuncian a sus principios, que tanto incomodan a sus obispos. "A la pregunta de Jesús a sus discípulos: 'Y vosotros ¿quién decís que soy?', creyentes católicos, ortodoxos y protestantes, en una manifestación de ecumenismo activo, han expresado la dimensión de la fe en un Jesús liberador, compañero de viaje, con plena actualidad para un mundo que sufre la violencia, la discriminación, la intolerancia, los fanatismos, los abusos hacia las clases más desfavorecidas, el hambre...", añaden.
Tampoco se olvida el manifiesto del discreto papel de las mujeres en la Iglesia romana. "Jesús abre una puerta de esperanza y produce seguridad, respeto y dignidad a la mujer en medio de una sociedad que con frecuencia la rechaza, y en la que los órganos de decisión y poder procuran convertirla en instrumento de placer o servicio, reduciéndola a un plano de subordinación con respecto al varón; todo lo contrario a la práctica de la lapidación o a la negativa a la ordenación de mujeres, considerada arteramente por la jerarquía como un grave delito, al mismo nivel que la pederastia".
Jesús mantuvo una relación de amistad con las mujeres, "en la que queda patente la complicidad y la sintonía", añade el mensaje. La teóloga Mariola López Villanueva, de la congregación de los Sagrados Corazones, había planteado antes que, quizás, en vez de preguntarse qué enseña Jesús a las mujeres, sería mejor preguntarse qué aprendió Jesús de las mujeres.
El congreso también aprobó un mensaje de solidaridad con el teólogo José Arregi, forzado a abandonar la orden franciscana por el obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla. Antes, los congresistas habían subrayado "la actitud dialogante, acogedora y respetuosa de Jesús ante los disidentes". Sobre el castigo a Arregi, se afirma que el ya ex franciscano "aceptó con humildad el silencio impuesto por la autoridad eclesiástica, pero se rebeló frente a la humillación de que fue objeto al ser acusado por el obispo de ser 'agua sucia". "Es antievangélico el comportamiento inmisericorde del poder eclesiástico contra creyentes sinceros testigos de Jesús con su vida y sus enseñanzas", concluye el congreso.
La resistencia de un testigo de mártires
Jon Sobrino, uno de los grandes de la Teología de la Liberación, conmovió ayer el corazón de los más de mil asistentes a la clausura del congreso de pensadores cristianos celebrado este fin de semana en el paraninfo de Comisiones Obreras, en Madrid. Nacido en Barcelona en 1938, en el seno de una familia vasca, el famoso teólogo jesuita había pasado gran parte de la noche anterior en un hospital y pronunció su discurso con voz quebrada. En una de sus manos era visible la jeringuilla que lleva a sus venas el suero que le ayuda a vivir.
En el punto de mira, desde hace décadas, de los inquisidores romanos por sus escritos sobre un Jesús demasiado humano, Sobrino es, además, un testigo de mártires, un superviviente de milagro. También a él lo buscaban los escuadrones paramilitares salvadoreños que, instigados por extremistas cristianos, entraron a tiros el 16 de noviembre de 1989 en la residencia de jesuitas donde vivía con otros siete compañeros. Murieron todos: Ignacio Ellacuría, Segundo Montes, Juan Ramón Moreno, Ignacio Martín Baró, Amando López y Joaquín López, y también la mujer, Elba Ramos, encargada de la casa, y su hija menor de edad, Celina. Él se salvó porque aquel día estaba en Tailandia dando una conferencia.
Estrecho colaborador del arzobispo de San Salvador Óscar Romero, asesinado también en 1980, Jon Sobrino se hizo jesuita a los 18 años y viajó a El Salvador en 1957. Más tarde cursó estudios de ingeniería en la universidad jesuita de San Luis, en los Estados Unidos, y de teología en Fráncfort del Meno, Alemania.
La Congregación para la Doctrina de la Fe (el viejo Santo Oficio de la Inquisición), lo ha molestado varias veces, hasta concluir en 2006, en una polémica Notificación aprobada por el papa Benedicto XVI, que en algunas de sus obras Sobrino "subraya en demasía la humanidad de Cristo, ocultando su divinidad". 

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