Ni padre ni mi señor

"No es posible tener relaciones iguales entre adultos que son hermanos y hermanas si llamamos a uno de ellos 'padre'", advierte John Dew, arzobispo de Wellington

Añade que el apodo "se convierte en una expresión de dependencia que está basada en una idea falsa e irreal de la obediencia"

"Elegir decir a la gente que servimos que no nos llame Padre (o a mí "Eminencia" o "Cardenal") puede parecer algo insignificante, pero puede ser el comienzo de la reforma en la Iglesia que nos ha pedido el Papa"

El cardenal de Nueva Zelanda, John Dew, ha escrito una carta en la que pide a sus fieles que piensen dos veces antes de llamar "padre" a los curas, e invita a sus sacerdotes a reflexionar sobre si están cómodos, por su parte, con semejante apodo.
"Ser llamado 'padre' puede parecer importante a algunos curas, ¿pero de verdad es importante? Lo que es más importante es que vivamos y actuemos de tal forma que tratemos unos a los otros como hijas e hijos de Dios", ha escrito el cardenal Dew en una misiva a la archidiócesis de la que está al cargo, la de Wellington.
La carta del purpurado neozelandés fue motivado por un artículo de un cura francés publicado en la web de La Croix. En dicha reflexión -que tiene por título "¡Dejad de llamarme 'padre'!"- el sacerdote Jean-Pierre Roche explica tres razones por las que el título de 'padre' aplicado a los presbíteros es inapropiado, las cuales forman la base del escrito del cardenal Dew.
La primera razón por la que el apelativo es inapropiado "se encuentra en los evangelios", recuerda Dew. "Somos todos discípulos de Jesús quien dijo 'No os dejéis llamar 'Maestro', porque uno solo es vuestro Maestro; y vosotros sois todos hermanos y hermanas. Ni llaméis a nadie 'Padre' vuestro en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre: el del cielo' (Mateo 23:8-9)", escribe el purpurado, haciendo eco del argumento de Roche que "ser llamado 'padre' es usurpar el lugar de Dios".
La segunda razón que ofrece Dew para no llamar 'padre' a los curas es que el apodo "hace actuar a nuestra gente de tal forma que están puestos en una relación de padre e hijo". "No es posible tener relaciones iguales entre adultos que son hermanos y hermanas si llamamos a uno de ellos 'padre'", clama el cardenal.
La tercera y última razón que aduce Dew contra el apelativo de 'padre' es que, como escribe, se trata de una práctica "malsana" porque "se convierte en una expresión de dependencia que está basada en una idea falsa e irreal de la obediencia".
Pero lejos de ser una mera preferencia personal o política pastoral, el cardenal Dew está convencido de que dejar de llamar 'padre' a los curas es algo que quiere el mismo Papa Francisco para la Iglesia universal, como forma de atajar el clericalismo que identificó en su Carta al Pueblo de Dios del pasado agosto como fuente de todo abuso perpetrado por curas y obispos.
"Elegir decir a la gente que servimos que no nos llame Padre (o a mí "Eminencia" o "Cardenal") puede parecer algo insignificante, pero puede ser el comienzo de la reforma en la Iglesia que nos ha pedido el Papa Francisco que realicemos", recuerda el arzobispo de Wellington. El purpurado concluye su carta afirmando que "es nuestro bautismo común el que nos da la dignidad de hijas e hijos de Dios", y que el sacerdocio ha de estar al servicio de esta dignidad que otorga el sacramento de iniciación cristiana.

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