La Iglesia Católica y el golpe de 1964 en Brasil
Otro mundo posible Domingo 23 de marzo de 2014 | 18:02 Sabemos que el pueblo latinoamericano es profundamente religioso. Pregúntenle a un sencillo campesino cuál es su visión del mundo y con toda seguridad recibirá una respuesta de carácter religioso. ¿Nos damos cuenta de ello? Casi todos. Excepto una parcela de la izquierda latinoamericana que, influenciada por el positivismo marxista europeo, se olvida de aplicar el método dialéctico al factor religioso y, a contrapelo de Marx y Engels (véase El Cristianismo primitivo, de Engels), consideró todo cuanto oliera a agua bendita e incienso como pura alienación que debía ser duramente combatida. Peor: incluyeron en los estatutos de sus partidos la exigencia de que el nuevo militante se declarase formalmente ateo… O sea, primero ateo, después revolucionario. La derecha, más inteligente en su actuación, siempre ha sabido explotar el factor religioso en su provecho. Así, para evitar que Jango implementase en el Brasil reformas de