liturgia ¿del Pueblo?
"La Iglesia va perdiendo presencia y credibilidad a una velocidad alarmante"
Retrocediendo 1.200 años
"Cada día hay menos sacerdotes, menos religiosas y menos frailes"
José María Castillo, 28 de diciembre de 2011 a las 11:51
Misas en latín
Los laicos pasaron así a ser la clientela de los clérigos, al tiempo que éstos fueron quienes monopolizaron la capacidad, de hecho, para pensar y decidir en asuntos de religión cristiana y de Iglesia
(José María Castillo).- Se sabe que en el"Liber officialis" de Amalario (hacia el año 827), ya se veía la misa como un ritual ofrecido, no tanto por los fieles, sino principalmente por los sacerdotes (Y. Congar). Y es que, durante el siglo VIII, ocurrió que las lenguas vulgares se desarrollaron entre la gente, mientras que el clero mantuvo el latín como lengua propia de la religión y de la liturgia.
La consecuencia fue que el pueblo entendía cada día menos lo que era la misa y lo se enseñaba en la Iglesia. Además, a partid de aquel tiempo, el Canon de la misa se empezó a rezar en voz baja, los sacerdotes comenzaron a decir la misa de espaldas al pueblo, los fieles dejaron de acercarse al altar para presentar sus ofrendas, se multiplicaron las misas privadas, es decir, misas que ofrecía el cura solo sin asistencia de fieles...
La consecuencia principal, que tuvo todo esto, fue que el contenido concreto de la palabra "ecclesia" se vio seriamente afectado. Porque, desde entonces, esa palabra empezó a designar sobre todo al clero (Gregorio IV, Juan VIII, los "Capítula" de Floro, el Seudo-Isidoro...), quedando los fieles cristianos prácticamente desplazados. Los laicos pasaron así a ser la clientela de los clérigos, al tiempo que éstos fueron quienes monopolizaron la capacidad, de hecho, para pensar y decidir en asuntos de religión cristiana y de Iglesia.
Comprendo que es desagradable recordar estas cosas precisamente en estos días gozosos de la Navidad. Pero es que están sucediendo cosas que - como se repite desde antiguo -, si los humanos callamos, gritarán las piedras. Cada día hay menos sacerdotes, menos religiosas y menos frailes. Y menos gente en las iglesias. La Iglesia va perdiendo presencia y credibilidad a una velocidad alarmante. Y lo peor de todo es que, estando así las cosas, hay gente que se alegra de que aumente el número de curas y obispos que dicen la misa en latín, de espaldas al pueblo, obligando a la gente a comulgar de rodillas, sacando la lengua, recuperando devociones de antaño, con los rezos, los usos y costumbres del tiempo de nuestros abuelos.
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