para pensar con libertad
Más que mujeres ordenadas -no tendría inconveniente en apoyar a quien quisiera llegar ahí- yo suprimiría la clase sacerdotal. Las funciones a realizar no requieren ningun revestimiento especial y podemos repartírnoslas como hacemos en la vida civil.. Cuando se deje de socializar en los sacramentos -lo lograremos cuando convivamos entre más gente sin o de otras religiones- se verá con toda normalidad registrar una sola vez -civilmente- al recién nacido, el bautismo no le añade un plus; la Comunión sin vestido de novia o marinerito, y sobre todo sin regalos como reclamo, perderá su razón de ser; los enfermos límite perderán el miedo a despedirse de esta vida sin la extrema unción (en el hospital llevado por monjas donde estuvo ocho años mi madre, le dieron la extrema unción una vez al año “como recuerdo”, a modo de vacuna), y así el resto de los sacramentos, que, una vez llegada la ilustración, se verán como lo que son, puro invento de unos varones, salpimentado de magia, aunque a muchos les vaya la magia como ingrediente de sus vidas.
No está Dios en el templo, como tantas veces hemos dicho aquí, sino en los próximos, lo sagrado es la persona, sobre todo aquellas que han entrado en el mundo con mal pie y necesitan de nosotros.
No está Dios en el templo, como tantas veces hemos dicho aquí, sino en los próximos, lo sagrado es la persona, sobre todo aquellas que han entrado en el mundo con mal pie y necesitan de nosotros.
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