La participación de la mujer en la Iglesia, exige un nuevo modelo de Iglesia

Creo que el problema de la participación de la mujer en la Iglesia sòlo se entiende dentro de una definición eclesiológica global. Cuando Jesús entró en el templo lo definiò como "cueva de bandidos". El pueblo judío es en gran parte de una religión del templo, y en este tipo de religión la participación de la mujer es impensable. El ministerio "sacerdotal" es algo propio de la religión judìa. La Iglesia cristiana no està en èsta tradición del templo, ni los hombres ni las mujeres. Debemos realizar una "des-sacerdotalización" de la Iglesia, es decir, no pensarla Iglesia en tèrminos de Templo y Sacerdotes. En la tradición cristiana de Jesús hay "presbíteros", que no es un ministerio sacerdotal, sino de hombres y mujeres encargados de la fe de la comunidad. Si hablamos en la Iglesia de "sacerdotes", ni la mujer ni tampoco el hombre deberían ser ordenados como sacerdotes. Jesús siguió màs bien la tradición de la sinagoga judía, que no es un lugar de culto, sino de enseñanza. El cristianismo avanzó en la inclusión de la mujer como maestra, en igualdad con el hombre. Por lo tanto afirmar "nunca mas una Iglesia sin mujeres", significa también "nunca mas una iglesia de sacerdotes". El cristianismo no nació en un "altar", sino en una "mesa", donde todos y todas participan. El problema no es la mujer, sino la Iglesia. Integrar a la mujer en el actual modelo de Iglesia sacerdotal y jeràrquica serìa negativo para la mujer. El ministerio fundamental en la Iglesia hoy es el "Ministerio de la Palabra", no el "Ministerio sacerdotal". Cuando la Iglesia reduce el ministerio a Obispos y Sacerdotes, la inclusión de la mujer es negativa para la mujer. Cuando tengamos una Iglesia de maestros y profetas, la participación de la mujer serà indispensable.

Pablo Richard, 27 junio 2011

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